jueves, 4 de marzo de 2010

Cold ocean.04


Ronald se subió al auto, yo mientras busque la chaqueta larga que guardaba en el maletero y me la puse, para verme un poco más “elegante”.Mi imagen de trabajadora chocaba un poco junto al formal traje de Ronald.

-Buen copiloto que tengo hoy – dije mientras arrancaba el auto.

-Hace ya casi 15 años que no tenia una cita, veamos que tan buenas son las jovencitas de ahora para las salidas con hombres – dijo con una voz calma

- Me está poniendo a prueba?- dije mirando el camino.

-Quizás…Y bueno Adonde rayos vamos?....- dijo mirando por la ventanilla.

-mmm…- dije.

-Al cine, Al bosque, A su casa, A “Jackson’s” , A un concierto de rock, A la playa, mmm A una cena…donde donde – dijo, sentí como se clavaba su mirada en mi cara.

-Quizás a todas…- dije mirándolo por 2 segundos y volver rápidamente la vista al camino.

Luego de media hora de viaje, llegamos a TreeSun.

-A si que TreeSun eh?- dijo.

-Agradezcamos que hace tiempo que perdió el “Sun”, por eso me gusta venir- dije. Estaba abriendo la puerta cuando me di cuenta, que el estaba muy formal para venir a un paseo por la playa. Se le iba a arruinar el traje.

- Ay Dios perdón señor…no había pensado otro lugar para donde ir!....- Dije alarmada.

-Que tiene de malo este?- dijo mirando a su alrededor.

- Nada nada, pero su traje señor, lo va a arruinar aquí…-dije un poco triste.

-Hija, si fueras un viejo de 76 años, solitario y una linda chica te acompañará a la playa, lo que menos te importaría es el traje…créeme- dijo mientras abría su puerta.

-Aún así!! …no no súbase vamos a Jackson’s…- dije tomándolo por el brazo. Pero el se salió del auto, camino hacia mi lado y me tendió una mano, resignada la tome, e hice que rodeara mi brazo con el suyo, saque del asiento trasero una bufanda blanca que me tejió mi madre antes de venir y se la enrolle al cuello.

-Por lo menos así no se resfría- dije. El simplemente sonrío y emprendimos marcha, la arena estaba húmeda, por suerte Ronald no accedió a sacarse los zapatos conmigo, quizás que resfriado hubiese pescado, caminamos cerca del agua, el aferrado como si fuera un niño a mi brazo, yo sintiendo la calidez de abuelito que ya había olvidado hace tiempo.

-Señor, por que no me cuenta sobre usted un poco? Creo que estamos en una cita y al parecer no lo conozco…- dije mirándolo sonriente.

- Desde un principio pensé que era una niña valiente, accedió a venir a una cita conmigo siendo que nos hemos visto cuanto….6 veces nada más- dijo, reí.

-Que le puedo contar…aver, tengo 76 años, soy viudo hace 15 años, mi mujer murió de cáncer al pulmón, vivimos toda la vida en una ciudad a 6 horas de aquí, cuando ella falleció y mis hijos lo único que buscaban era un hogar de ancianos para abandonarme allí fue cuando decidí venir aquí, tuve 3 hijos: Roderick, Nicholas, Gregory. 6 nietos que no probablemente no me recuerden…: Alice, Arthur, Sebastian, Thomas, Robert, Erick. 6 preciosos niños, en ese tiempo, ahora quizás cuantos años tengan… Los perdí de vista hace más de 20 años… Los otros solo los conocí por fotos que mis hijos enviaban cuando se acordaban de este anciano.

Mi padre era relojero, y mi madre vendía justamente…relojes, teníamos mucho dinero, las chicas me perseguían…Pero mi fallecida esposa… éramos almas gemelas, lo que espere toda mi vida, perfecta para mi, fue como si yo hubiese nacido con bordes y ella encajara perfectamente en ellos...Ay la recuerdo, su olor, el color de sus ojos, su risa contagiosa, sus manos….todo. Sabes… tu tienes su mismo color de ojos…No te enojes viejita allá arriba, tu sabes que eres todo para mi y ya nos vamos a encontrar, no te pongas celosa de esta jovencita tan buena- dijo mientras miraba al cielo, sentí como se estremeció.

- Y usted que hacia de joven?- pregunte curiosa, intentando de que no se desvaneciera ese delicado cuerpo que tenia a mi lado.

- Yo trabaje toda mi vida en la tienda de relojes de mis padres, vendiendo, armando, reparando relojes, escuchando siempre el tic tac continuo, de nunca acabar, tenia más presente que todos que el tiempo corre eternamente, cuantas cosas se esconden entre el tic y el tac de los relojes, algunas de ellas las descubrí. Ese sonido a veces molesto yo lo escuchaba todo el día, tejía redes en mis pensamientos, cada tic tac era un punto que enredaba mis pies a ese lugar. Pero la verdad linda… yo tenía un trabajo secreto, nunca quise decirles a mis padres, tú sabes como era en esa época, como eran considerados los hombres artistas. Era escritor.- dijo mirándome fijamente.

- Escritor! Wow! Cuénteme más- dije emocionada, de verdad interesada en ese ancianito.

- Publique 3 libros bajo el seudónimo de E.R…”Única y Inmensa”,

“Gracias” y “Más bella que tú”, me perdía momentáneamente en mundos preguntándome cada segundo, si alguna vez me sucedería lo que escribía en hojas cafés, Si mis sueños se harían realidad. Aun tengo sueños sabes, pero la gran mayoría los cumplí cuando conocí a mi esposa. Era la doncella de mis sueños, La bruja también –rió y le respondí con una corta risita- La mariposa, Mi maremoto, todo, La madre de mis hijos, mi compañía, mi razón de reír.

Por eso cuando la perdí, vine buscando compañía aquí, no quería estar rodeado de viejos seniles que perdían la razón segundo tras segundo-

Sostenía la rosa azul en una mano, mientras dejábamos huellas que se borraban con el mar, caminamos 1 larga hora, el contándome de su vida, yo simplemente lo escuchaba… Era un hombre interesante, bueno para hablar, se sincero tanto conmigo que no sabia como agradecerle todos los pensamientos nuevos que me hizo conocer, nos sentamos en una roca más o menos cómoda para un hombre de 72 años, para mi nuevo amigo, para mi único amigo.

-“No puede haber, donde la encontraría, otra mujer…igual que tu, no puede haber desgracia semejante…otra mujer…igual que tú, con iguales emociones, con iguales expresiones que en otra sonrisa no vería yo, con esa mirada atenta a mi indeferencia…”- Recuerdo que esas fueron las primera líneas que publique en mi primer libro. Y tu hija.. cuéntame de ti..- dijo mirando directamente a mis ojos, reconocí su emoción tan a flor de piel, lo admiraba de verdad.

Le conté un poco de mi historia, el por que llegue aquí y por que decidí quedarme en esa casa demasiado grande para una persona. No me gustaba hablar de mi misma ni de mis emociones, pero el ya sabia más que todos los demás.


No hay comentarios:

Publicar un comentario